Dicen que antes de la tormenta está la calma. Y vaya que se respiraba una gran calma a pesar de la situación. –“Ya no pienso gritar, la verdad es que me tienen sin habla, voy a llamar a tus papás para que vengan por tí José, yo ya no te quiero aqui” –dijo la profesora mientras veia a los 5 estudiantes pero evitando mirarlos a los ojos. Todos se seguian riendo en sus mentes, menos José que se sentía tan mal que se le pusieron los ojos llorosos. McGiver simulaba que tambien reprobaba aquella actitud, aunque no sabía si la vieja gorda también lo habia visto a él carcajearse ante la actuación pornográfica de José. -“Maestra, que apenado estoy, se me salieron los muchachos de control y no me di cuenta de lo que estaban haciendo” –abrió la boca el lambiscón del chofer a cargo del grupo. Ni Willy ni Beto comprendian la nueva actitud de McGiver, Fernando y Carlo sabían que estaba tratando de sacarlos de aquella situación, y José no pensaba en nada mas que en los posibles desenlaces cuando sus papás se enteraran de lo que hizo.
Todos los congregados estaban sentados alrededor de el gran salón, en medio había una chica que estaba actuando con su disfraz, una especie de princesa de disney. En ese cuarto estaban todos los ex-alumnos del 6to grado que habían sido compañeros durante 6 años, empleados y directivos del hotel, algunos padres de familia e incluso los papás de José que habían llegado de Colima a la llamada de la maestra que también ahí se encontraba. –“¡¡HEIL HITLERR!!” –repitió Willy al ver que todos enmudecieron, recorrió el salón con la mirada y se dio cuenta que se habían ofendido por la interrupción, al llegar a la vieja gorda de su ex-profesora se dio cuenta cómo se llevaba las manos a la cara, retiraba las manos y mostraba una cara de enorme enojo, se levantaba de su lugar y se dirigía hacia ellos. –“Muchachos acompañenme afuera.”-les dijo la regordeta profesora que los sacaba con la simple mirada que irradiaba fuego de coraje. Willy, Fernando, Beto y Carlo la siguieron. Cuando hubieran estado lo bastante lejos de donde los pudieran escuchar, la profesora se detubo. –“¿NAZIS? ¿EN QUE ESTABAN PENSANDO? ¿NO SABEN LAS ATROCIDADES QUE COMETIERON ESAS PERSONAS? ¡¡¡¡SON OBRA DEL DEMONIO!!!!, ¡¡EN ESTE INSTANTE ENTREN AL BAÑO Y QUITENSE ESO TAN REPUGNANTE!!” –les gritó con tal coraje que parecía que fuera explotarle la cabeza. No tubieron más remedio que entrar al baño y limpiarse.
–“Pinche vieja amargada, si esto es pura historia, no tiene nada de malo” –soltó Willy a sus amigos en el baño. –“YA SE, es una puta esa vieja, pura ignorancia es lo que demuestra” –le contestó Fernando. –“Y encima de amargada y puta, está bien gorda”-puntalizó Carlo. –“Sss, puta, amargada, gorda y culera, nos grita bien cabrón“ –aportó Beto. –“Jaajajaja, si, está rependeja la vieja esa, ya para que no llore ya nos limpiamos, vamonos a ver que mas chingaderas nos dice jajaja...” –decía José mientras se acercaba a la puerta y la abría, solo para encontrarse cara a cara con la “vieja gorda culera pendeja y amargada” que acababan de describir. Era el segundo “¡mierda!” que pensaba José para sus adentros en menos de 8 horas. La profesora les había escuchado todo lo que platicaron dentro del baño, incluso seguía recargada con el oído a una puerta invisible porque ya estaba abierta y no podía moverse de la impresión. Pero esta vez no gritó, ni siquiera les susurró palabra alguna, simplemente se limitó a llorar. Lloraba desconsoladamente, parecía que no lloraba en decadas, era algo tan desgarrador que pronto Willy, Beto y Carlo tambien se pusieron a llorar. José simplemente estaba callado, y Fernando se aguantaba de no reir de esa escena tan estúpida.
Después de eso le siguió una de esas pláticas donde hasta McGiver hubiera llorado si hubiera estado ahi, los 5 ex-alumnos hicieron las paces con la profesora, se dieron la mano y un abrazo y se perdonaron todo lo que había sucedido en los últimos días. José se fue esa misma noche con sus padres, Carlo y Willy se fueron a dormir porque las lágrimas lo dejaron exhausto, Fernando se puso unos calcetines en la mano y regresó a la fiesta de dsifraces como el hombre gusano, Beto se puso una almohada en la espalda y se presentó como el jorobado. Al final Beto ganó al mejor disfraz y Fernando tubo mención honorífica. Los dos regresaron a la cabaña y calleron muertos del cansancio. Muy temprano al día siguiente despertaron los 5 amigos, pero no estaba McGiver con ellos. Todos regresaron a Colima, pero los llevó un chofer desconocido, nadie nunca supo donde quedó McGiver, y ninguno de los 5 amigos recuerda cuando fue la última vez que lo vieron, discutían si se había quedado a dormir o si ya no estaba desde antes en la cabaña. Fue lo último que platicaron, después siguieron las vacaciones y entraron a secundaria, pero prefirieron honrar la memoria de McGiver (al cual no verían en sus vidas de nuevo) al no volver a mencionarlo jamás. Esta historia es real, le pasó al amigo de un amigo de mi vecino, solo que no sé quien de los protagonistas era.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario