sábado, abril 08, 2006

Despedida De Una Vida Primaria

"Al chofer no se le paraaa, al chofer no se le paraaa" -Todos cantaban desentonadamente -"No se le para el camióoon". -Iban de Colima hacia Mazamitla en un verano caluroso para los acostumbrados Colimenses, pero la mayoría (sobre todo aquellos que se las daban de machitos) estaban abrigados por el frío de esas alturas. El camión iba lleno de estudiantes de primaria que por fin dejaban lo poco de inocencia que les quedaba en este viaje de fin de cursos y el inicio de la secundaria en unos meses después.

"Díganme McGiver, que no soy de esos rucos amargados que manejan camiones escolares." -dijo el chofer mientras ponía la palanca de velocidades a fondo y aceleraba para terminar de subir una pendiente muy alta, la última antes de avistar el hotel donde se quedarían por un fin de semana. -"¡Ah! ¡a que te pareces a Apu el de los Simpsons!" -dijo uno de esos clásicos desmadrosos de primaria, Carlo. Allí comenzaba la amistad de un grupo de amigos que se conocían hace seis años (Carlo, Willy, Beto, Fernando y José) con un chofer de unos 30 años que parecía todo un vividor.

Llegando al hotel todos desempacaron sus cosas y corrierron hacia las cabañas, tratando de ganar la más cercana a recepción, el restaurante, las cabañas de las chicas y un cuarto lleno de máquinas de arcade. Solamente se rezagaron en el camión aquel grupo de amigos que seguían entablando conversación con el chofer. -"¿Cuánto tiene ya manejando autobuses don McGiver?" -preguntó Beto, un conversador inhato. "Fue ya hace mucho tiempo, tantos años como historias tiene que contar este viejo camión." -Le contestó el chofer autodenominado McGiver -"A ver cuéntenos una pornoaventura muajaja." -Se atrevió a proseguir José, el más pervertido del grupo de ex-estudiantes de primaria. -"Uhh pues miren, en el camión he llegado a vivir por meses enteros; es lo chingón de tener un camión, sirve de transporte, de casa, para ganarse la vida..." -"¡A ver, a ver! ¡le preguntamos si lo ha usado de cama!" - Soltó de pronto Willy, el chistoso del grupo. -"¡Jajajaja! ¡ok! no debería contarles, pero aqui mismo en el pasillo me he tirado a mi novia un chingo de veces, el pedo es que luego rodamos y duele cabrón cuando me pego en los asientos" -"Jaja! a mi se me hace que eres virgen" - dijo Fernando, el más callado de todos y que quería cambiar en ese recién iniciado viaje de fin de año. -"Pues te equivocas, estás morro y se te hace fácil, yo estudio en la escuela de la vida y ya he pasado por las drogas, el sexo y todo lo que ustedes nomas ven por televisión." -Se defendió aquel chofer que se estaba divirtiendo de abrirles los ojos a esos 5 inexpertos.

Estaba tan interesante la plática, y estaban aprendiendo más que en los últimos 6 años de primaria que no se dieron cuenta de la hora. Ya estaba anocheciendo y aún no desempacaban para irse a su cabaña. La maestra encargada del grupo, una regordeta y persinada señora de 50 años, llegó y les dijo a los 5 alumnos que lo sentía pero que la única cabaña disponible era la más alejada y que no quedaba profesor o padre de familia en el grupo que se quedara con ellos en la cabaña. José dejó salir a flote su miedo por los lugares apartados y el estar sin vigilancia de un adulto. -"¡Maestra! ¡no puede hacernos eso! podria pasarnos algo y además está muy obscuro el camino" -Chilló. -"¡Eh! a mi se me ocurre que el chofer nos acompañe, no tiene porque dormir en el camión, así nos podría cuidar él, ¿Qué dice maestra?" - Señaló Fernando, pensando en la divertida de sus vidas que se darían con McGiver. -"OK, el joven puede acompañarlos y cuidarlos." -Concluyó la ingenua, la pobre ingenua maestra que no tenía ni idea de lo que se desataría en los próximos dias ese fin de semana.

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